lunes, 4 de junio de 2012

EL LEVÍTICO XV (CAPITULO 2)

"y este será su inmundicia en su flujo; sea que su cuerpo destile a causa de su flujo, o que deje de destilar a causa de su flujo, él será inmundo".

El Levítico XV nos habla que no sólo es inmundo el varón que derrama el Semen, sino también aquel que lo retiene. ¿Cómo se puede explicar este mandato del Señor Jehová? Resulta que la energía sexual cristaliza en las glándulas endocrinas sexuales, y subyace en el esperma, y en las secreciones sexuales de la mujer, etc. Obviamente, tal energía, si continúa en su proceso de descenso, origina toda clase de criaturas vivientes. Es claro que el esperma se utiliza para la reproducción de la raza o no se utiliza. Ahora bien, en el versículo 3 del Levítico 15, nos encontramos ante un planteamiento básico, importantísimo. Si no se utiliza el esperma para la reproducción de la raza, si únicamente se practica la abstención, el celibato forzado y nada más, entonces ese esperma involucionará, y en la mujer, las secreciones sexuales involucio­narán, esto es, lo que decimos del varón se aplica también a la mujer. La involución de las secreciones sexuales crea grasa en los cuerpos, en algunos individuos y en otros se convierte en algo diferente: origina gentes de tipo, dijéramos, flacas, raquíticas y llenas de granos, manchas en la piel.

Ahora, desde el punto de vista psicológico, ese esperma y las secreciones sexua­les de la mujer involucionan, dando doble aspecto a la idiosincrasia personal, se con­vierte por una parte en fanatismo extremo, y por otra, en cinismo experto en alto grado. Como ejemplo podemos observar a los monjes medievales, los grandes inquisidores, abstemios, célibes; personas con un cuerpo fisico gordo, llenos de grasa, verdaderos cerdos; y otros flacos, enjutos, con la piel llena de granos, feos, horribles; después que quemaban a algunas víctimas en la hoguera, o que las torturaban, se les veía el cinismo, en sus ojos brillaba el fanatismo. En ellos encontramos por una parte, el fanatismo llevado al máximo y por otra parte, un cinismo desconcertante. Se encogían de hombros después de quemar una criatura inocente, daban justificaciones verdaderamente cíni­cas, etc. Así pues, la involución del esperma, la involución de las secreciones sexuales en la mujer, realmente no es algo plausible. El esperma debe continuar su camino para la reproducción animal, o lo transmutamos en energía creadora para regenerarnos.

Los estudiosos del cristianismo han llegado a la síntesis de que el fundamento de éste se encuentra exclusivamente en la unión sexual entre varón y mujer en el "matri­monio y lecho sin mancilla". El matrimonio de hombre y mujer era la piedra base del cristianismo primitivo, en el cual debe entrar el sacerdote, el obispo, el diácono y todo aquel que anhelaba ser cristiano auténtico. Toda iglesia, escuela, secta, orden, etc., que prohíbe el matrimonio es condenada por Pablo de Tarso, cuando dice: "Pero el espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad" (1 Timoteo 4: 1-3). Entiéndase que se refiere aquí a "doctrinas" que prohibirán el matrimonio "en los postreros tiempos" y como quiera que éstos han llegado y en ellos estamos, la tal iglesia que prohíbe el matrimonio, es contemporánea a nosotros. ¿Cuál es la Iglesia que prohíbe el matrimonio en sacerdocio, obispado y papado? El mismo Pablo es contrario a ésto, confirmando claramente que: "Palabra fiel: si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario, que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codi­cioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro, que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad, pues si no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios? (1 Timoteo 3: 1-5)

"Los diáconos serán maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y su casa (1 Timoteo 3: 27). En la edición italiana "La Sacra Biblia" (Edición oficial de la CEI, de 1979), dice en la primera Epístola a Tito, 1: 5-6, lo siguiente: "Por esto te ha dejado en Creta para que regularas lo que queda por hacer y para que estable­cieses en cada ciudad, según las instrucciones que te ha dado: El candidato debe ser irreprensible, casado una sola vez, con hijos creyentes y que no puedan ser acusados de disolución o sean subordinados". Ahora, según el diccionario de la "Real Academia Española", Presbítero, es "Clérigo ordenado de misa, o sacerdote". Con la cual se com­prueba que el sacerdote que oficia en el altar debe ser casado. Muchas iglesias por esta época decadente, son apóstatas, pues prohíben el matrimonio y ordenan el celibato, la retención del semen, prohibido por el Levítico XV. Pablo de Tarso, de ninguna manera estaba de acuerdo con la retención del semen, o solteria, que en el fondo es escabrosa y antinatural. Al respecto, él enfatizó diciendo: "¿No tenemos derecho de traer con nosotros, una hermana por mujer como también los otros apóstoles y los hermanos del Señor, y Cefas?". (l Corintio 9: 5)

Ahora, en algunos casos, Pablo de Tarso "aconsejaba" el no tocar mujer debido a las fornicaciones, adulterios y profanación de este sublime y el más grande de los sacramentos, como lo es el matrimonio, cuando dice: "En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer ... " (l Corintio 7: 1). Pero esto lo decía "Por vía de concesión, no por mandamiento". Mas, ¿Qué fue lo que le escribieron a Pablo para contestar de esta manera? Un poco más atrás, en el capítulo 5, dice: "De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación (eyaculación seminal), y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre". Lo que quiere decir que quien se case para seguir fornicando y adulte­rando, mejor es que se quede sin casarse. Pero el que se case, para vivir o ser como si fuera soltero, como es el copular con su cónyuge y no eyacular, éste cumplirá con las ordenanzas del Señor Jehová. La apostasía, pues, de algunas iglesias es prohibir el matrimonio y que sus diáconos practiquen la soltería, la retención del semen, violando el mandamiento de Jehová Dios.

En Gnosis se conoce aquella tradición de la Kábala Judía que dice que Adán tenía dos esposas: Lilit y Nahemah. y dice que Lilit es la madre de los abortos, ho­mosexualismo y en general, de toda clase de crímenes contra natura. Nahemah es la madre de la belleza maligna, de la pasión animal y del adulterio. Lilit y Nahemah constituyen los dos grandes grupos donde reina soberana la Infrasexualidad. Lilit es la esfera Infrasexual donde viven aquellos que odian el sexo, monjes Y anacoretas, predicadores de sectas de tipo pseudo-esotérico, pseudo-yoguines que aborrecen el sexo, monjes, etc., etc. Todas estas gentes son Infrasexuales, son gentes que tienen una gran marcada tendencia de ser afines con los homosexuales. El célibe Infrasexual se considera a sí mismo como gente de tipo inmensamente superior a las personas nor­males, sexualmente. El célibe pseudo-religioso, aquel que retiene el semen, violando la Ley Jehovística, mira con desprecio a las personas de sexo normal, considerándolas inferiores. Son los célibes pseudo-místicos los que han establecido firmemente todos los tabúes y restricciones, todos los prejuicios que actualmente condicionan la vida de las personas de sexo normal.


Cuando a estos célibes Infrasexuales se les señala lo que enseña el Levítico XV, ya sea que prohíbe la eyaculación seminal o la retención del semen, entonces ellos se defienden mostrando una Biblia adulterada, criminalmente falsificada, y luego cuando se les pide que consulten un libro fidedigno, entonces reaccionan furibundos, llenos de ira, con intenciones de asesinar. Esos que proclaman que el sexo es vulgar, y que va en contravía con el desarrollo anímico y espiritual del hombre son unos auténticos degenerados Infrasexuales. Lo más grave es que se sienten super trascendidos, y llegan a seducir a sus secuaces. En nuestra misión de elivulgación de la Enseñanza Gnóstica hemos tenido oportunidad de estudiar a los Infrasexuales, a esos célibes que se sienten Mahatrnas, Dioses, y cosas por el estilo, y que luego declaran: "Ustedes, los Gnósti­cos, sois egoístas porque a todas horas estáis pensando únicamente en vuestra fuerza sexual"; "Sois unos fanáticos del sexo"; "La no eyaculación que ustedes pregonan es puramente imposible", "El sexo es muy grosero, yo soy espiritualista y aborrezco todo lo que sea materialista y grotesco"; "El sexo es inmundo"; "Existen muchos caminos para llegar a Dios"; "Yo vivo únicamente para Dios y no me interesan esas porque­rías del sexo"; "Yo sigo la castidad (se refieren a la retención del semen, y eso no es castidad auténtica) y aborrezco el sexo", etc., etc. Este es precisamente el lenguaje de los célibes Infrasexuales: siempre autosuficientes; siempre con el orgullo de sentirse superiores a las personas de sexualidad normal. Una mujer Infrasexual que odiaba al marido, nos dijo: "Yo, esa unión sexual de conectar el órgano viril dentro de la vulva como ustedes enseñan, sólo la practicaría con mi "gurú", Esta frase la dijo en presen­cia de su marido. Aquella mujer no tenía relación sexual con el marido dizque porque odiaba el sexo; sin embargo, aceptaba practicar el Infrasexo, o sea el adulterio, con su "gurú". Ella tenia afinidad con el "gurú", porque también éste era InfrasexuaI.     







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